De esta forma limpiará su centro histórico, tal como asegura el alcalde Job Cohen:
"Queremos reducir el número de escaparates dedicados a la prostitución y, también, los establecimientos que venden drogas blandas" aseguró el alcalde. "La estampa romántica del centro se ha ido perdiendo y ahora sólo se percibe la industria del sexo. Por eso, no queremos expulsar la prostitución de la ciudad, pero sí reducir el crimen".
En algunas calles de la capital holandesa estarán prohibidos los clubes dedicados a la prostitución. Lo que significa que se prohibirán las tres cuartas partes de los 400 escaparates del Barrio Rojo. En su lugar, se instalarán aparcamientos, tiendas de ropa, hoteles y restaurantes.
Nuestra querida "Babilonia europea" va perdiendo fuerza, esperemos que mantengan aunque sea una pequeña parte de esa cultura que tienen.
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